VISITA APOSTOLICA A LAS VEGAS NEVADA


El Apóstol de Jesucristo, Samuel Joaquín Flores, en el cuidado que tiene por la Iglesia que Dios le ha dado, se presentó ante los hermanos reunidos en la ciudad de las Vegas Nevada el día 30 de agosto, durante la escuela dominical que era ministrada por el Enc. Aminadab Coronado.

En esta visita, totalmente inesperada, la Iglesia, ante la dádiva recibida de parte de Dios, manifestó abiertamente su agradecimiento para con Dios y su ungido. De todas de las edades, niños, adultos, ancianos, con glorias a Dios, llantos de alegría y sus manos en alto saludaban al Apóstol del Señor, quien tomó su lugar en el ministerio de la casa de oración.“En mi corazón deseaba estar entre vosotros”, expresó el Varón de Dios y deseó que Dios bendijera a los hermanos y reconoció la obediencia del hermano Aminadab, para llevar la escuela dominical a fin de apoyar al P.E. Uzziel Joaquín García, quien se hizo cargo del Hombre de Dios, durante su estancia en esta ciudad.

Yo recuerdo cuando el hermano Ángel Rabadán todavía vivía y un día yendo de visita a Los Ángeles, California; me invitó a visitar estos lugares (en la calle 10) para que conociera. Cuando llegué a esta ciudad pude ver los adelantos tecnológicos de esa época, unos para embellecimientos de la ciudad y otros para propiciar el despilfarro. Me sorprendí después de visitar la ciudad, la cantidad de edificios y actividades, todas ellas encaminadas a fomentar el vicio.

Unos tres años más tarde, me acompañó mi mamá, la Diaconisa Elisa Flores y le dije: en este lugar nunca va a entrar la palabra de Dios, porque el reino de las tinieblas se ha asentado en esta ciudad; y le dije, me da tristeza, porque nunca va a haber una casa de oración. Años más tarde, me enteré que algunos hermanos habían comenzado a salir a la obra e iban a la ciudad de Las Vegas a llevar el Evangelio de Jesucristo. Algunos trabajaban en la construcción, otros en la limpieza de los hoteles; todos muy humildes, pero con una voluntad muy grande de llevar la enseñanza apostólica y poco a poco fue entrando la palabra de Dios, causando grande admiración en mí; una ciudad que era enteramente dedicada a la perdición veía nacer La Luz del Mundo.

Marzo de 1969 es la fecha que recuerdo cuando una pequeñita luz comenzaba a brillar en la ciudad de las tinieblas. Al igual que aquel profeta cuando le dijo a su criado, ve allá afuera y dime que ves; el criado regresaba y le decía veo una pequeña nubecita; a lo cual el profeta respondía: la bendición de Dios ha llegado. Cuando se habían ya juntado varios oyentes, recibí la formal invitación para venir a Las Vegas. Era una casita adaptada para ser casa de oración. Al doblar mis rodillas para elevar mi oración a Dios cómo le lloré al Señor; pues yo le había dicho, por mi incredulidad, que su palabra no iba a entrar a este lugar; pero que bueno que me equivoque. Les dije abran su Biblia en Mateo 5:14.

Aquella pequeña lucecita que era la casita de oración hoy se ha convertido en una grande lámpara. Les dije a los hermanos reunidos en aquella ocasión: los cristianos hemos recibido una Hermosa herencia de parte de nuestro Señor Jesucristo; ser luz para las tinieblas.

Ese mismo compromiso lo tenemos hoy día los hermanos de La Luz del Mundo; ser luz para las tinieblas conforme lo marca el Evangelio según San Mateo, en el capítulo 5 versículos del 14 al 16."

Este fue el mensaje Apostólico enviado por el Ungido de Dios, Samuel Joaquín Flores, a la Iglesia Universal esparcida por toda la tierra.

Una vez entregado el mensaje apostólico, el Varón de Dios se despidió de los hermanos reunidos en la casa de oración de La Luz del Mundo en Las Vegas, deseando que la bendición de Dios estuviese con cada uno de los hermanos.

Dios bendiga y guarde a su Santo Apóstol, Samuel Joaquín Flores.

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